Recuerdo
ese momento donde me detuve a mirar con gran asombro la torre del reloj del
palacio de Westminster o como popularmente se conoce: Big Ben, en Londres. No
sabía qué hacer con tantas emociones que sentía en ese momento. Pensé en lo
afortunada que era en estar parada en ese lugar, luego vi tantas personas
haciendo lo mismo que yo. Me sobrevino una pregunta: ¿Qué estarían pensando?
Yo
quería que esa emoción fuese experimentada por gente que amo, pero no podía
estar ahí conmigo. También deseaba recoger en mi memoria todo lo que pudiese
recordar. Cada detalle, el sonido de la campana, los múltiples idiomas que
hablaban a mi alrededor, la expresión de la gente moviéndose por el lugar. ¡Era
muy emotivo!
¿Qué
estarían pensando? ¿Qué tú estarías pensando?
Cuando
estamos en un lugar nuevo, nos sobreviene la alegría y hasta los nervios, pero
luego, cuando partimos debemos aferrarnos con amor a los momentos gratos
vividos y dar las gracias. ¿Qué estarían pensando? Quizás en alguien o en algo,
tal vez en la historia del lugar o tantas fantasías que juguetean en la mente
del que viaja por otras tierras. ¿Qué tú estarías pensando? Cuando te detienes
a mirar una torre tan grande, que manifiesta belleza y poderío. Que marca el
tiempo y aviva tu oído con el sonido del “din don” de la campana.
Entonces
tienes que dar la espalda. Pero la imagen permanece en tu mente. Así sucede con muchas cosas en nuestra vida. Nos detenemos a admirar lo
hermoso de algo, pero luego sabemos que hay que seguir. Allí estará el
tiempo corriendo de igual forma para todos. Lejos o cerca. Siempre correrá
igual. También estarán todos esos cuestionamientos y reacciones danzando en
cada cabeza. ¿No es así? Pero la vida va a continuar.
¿Qué es
lo importante?
Para mí
fue valorar ese rato que pude estar allí, pero sabía que el viaje no se detenía. Así que, sea que te detienes o que continúes caminando, lo importante
es que puedas estar feliz con tus pasos.
Elizabeth Nun