¿Cómo nos despedimos cuando no queremos hacerlo?
Esa pregunta giró en mi cabeza hace unos meses,
cuando tuve que decir adiós y hasta luego.
¿Incongruente? Al parecer decir adiós y hasta luego
no es lo mismo,
pero en esta
ocasión sí.
La amistad es para algunos un golpe de suerte, para
otros una bendición. Cuando cumplí mis 13 años, ya contaba con un grupo selecto
de amigas. Ellas al transcurrir del tiempo, con los cambios y las distancias,
por extraño o imposible que parezca, ¡la esencia seguía igual! Por eso les
llamo: sisterfriends.
¡Cada encuentro es la oportunidad de dar paso a las memorias! ¡Cómo olvidar las escapadas, aventuras, secretos,
pacto de amistad, peleas, enojos! También se agregaban esas preguntas: ¿Dónde comeremos? ¿Cómo será el futuro? ¿Hijos? ¡¿Quizás debamos viajar
todas juntas?! Amo esos recuerdos.
El adiós y
hasta luego
Dice una cita que: "Una de las características que tiene la verdadera
amistad, es que supera cualquier distancia." Y bien que sí, teniendo en cuenta que ellas están en
diferentes lugares: Alabama, Nueva York, La Florida, Tennessee, unas en Puerto
Rico y otras dos están en el cielo.
Me hace sentir feliz de que están viviendo sus vidas
a plenitud, pero la nostalgia a veces me pega fuerte. ¡Gracias doy por la
tecnología! Pero, ¿qué hacemos cuando nos ha tocado despedir (decir adiós y
hasta luego), entre mucho dolor y llanto, dos nubes de nuestro cielo?
Hace aproximadamente diez años tuvimos el golpe de
que nos arrebataran a una de ellas. Nunca olvidaremos su risa contagiosa y la
manera en que defendía a cualquiera de nosotras de la mínima cosa. Era muy
honesta con sus palabras. Ese día en
que recibimos la noticia, fue devastador. No pudimos despedirnos, fue
algo abrupto y sorpresivo. La violencia doméstica (tanto para el hombre como la
mujer) es un tema sensible que no tiene ninguna justificación por parte del
agresor. Quien lo ejerza, debe pagar. Esa angustia nos ha tomado mucho tiempo
en sanar.
Este año 2017 nos tocó despedir a otra de ellas. Juntas,
entre risas, llanto y esperanza transitamos el camino. También tuvimos que
decirle adiós y hasta luego. La enfermedad era fuerte, pero ella lo era más. Su
alma, tan hermosa y generosa, que aún en ese proceso, la sonrisa no se le
apagó. Jamás podremos olvidar su alma libre, la forma en que nos miraba cuando
no estaba de acuerdo con algo, pero aún así se quedaba ahí, cerca y apoyando.
¡Así eran ellas dos! Mujeres fuertes, valientes y
amigables. Veo mucho de ellas en sus hijos. A quienes llevamos cocidos en la
piel como sobrinos.
¿Decir
adiós?
Pronunciar la palabra adiós es desprenderse, pero cuando le agrego el hasta luego es que mantengo la esperanza
del reencuentro. Ese cielo que nos cubrió a todas bajo el nombre de amistad
está lleno de nubes de colores. Cada una de mis amigas representa amor,
lealtad, fidelidad, esperanza, risa, hermandad, recuerdos, y un futuro en
construcción. Dos de ellas son ángeles que desde el cielo sonríen y nos cuidan.
Nosotras las que aún transitamos por esta vida reafirmamos que la amistad y
hermandad sí es posible.
Porque eso es la amistad. Llenar la vida de alguien
y
aún cuando haya una distancia, se siente el sentimiento.
Por:
Elizabeth Nun