¿Has sentido una pinchada con un alfiler?
Es un dolor rápido e
intenso.
El área se mantiene adolorida,
dependiendo de cuán fuerte haya sido el
pinchazo.
Así puede ser las palabras, cuando en la verbalización o
en la
manifestación escrita,
con una intención poco cuidada, ¡se dicen sin pensar!
Creando alguna
aflicción.
Hace mucho tiempo utilizo
las palabras para reflexionar. ¡Hay tanto que hacer con ellas!
Independientemente la forma en que escojamos manifestarla, sea hablada o escrita,
hay mucho poder en ellas. Puedes iniciar una guerra, mejorar el día de una
persona o arruinar una vida. Así de fuertes son. ¿No es así?
Mientras rebuscaba entre
las afirmaciones personales (citas) de algunos célebres, encontré el siguiente
pensamiento de un tal Carlos Siller:
La palabra tiene mucho de
aritmética:
divide cuando se utiliza como
navaja, para lesionar;
resta cuando se usa con ligereza
para censurar;
suma cuando se emplea para
dialogar,
y multiplica cuando se da con
generosidad para servir.
A lo largo de nuestra
vida acogemos muchas palabras que de alguna forma pueden insertar en nosotros
un ancla que nos hunde. O bien podemos guardar palabras que nos hacen sentir
bonanza.
**Y te dirán muchas veces que las palabras se las lleva el viento.
¿Será eso cierto?**
No podemos invalidar la
humanidad que nos hace ser imperfectos. Creo que las palabras son maravillosas
y en su esencia se encierran las más espectaculares razones para utilizarlas.
Pero somos nosotros quienes las usamos como espada o bálsamo.
¿Qué debemos tener en
consideración cuando empleamos alguna palabra? Podríamos mencionar muchas, pero
me inclino por la honestidad y el amor. Porque hay palabras que encierran
verdades, que manejadas incorrectamente, desvían su propósito. Por eso es tan importante
el amor, porque hasta la palabra más franca, puede ser aceptada si en su
esencia no tiene la intención de herir, sino de alentar, despertar,
concientizar, abrazar… ¡Así deben ser escritas o habladas! Es todo un reto.
Bien lo dijo William
Golding:
Hay que reivindicar el valor de la palabra,
poderosa herramienta que puede cambiar nuestro mundo.
Elizabeth Nun
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