Asomo la mano,
freno el beso,
no logramos detener la intención.
Se enlazan los dedos,
va quebrantándose el dolor
surge así la esperanza.
Danzamos en presencia de la luna
y nos sorprende el sol.
No logramos desatar la movida.
El calor incrementa.
Las gotas de sudor se mezclan con las lágrimas.
Sal.
Dulce.
Besos.
Ríe el cerrojo.
¿Cómo pretendemos esconder
lo que se cuela entre los huesos?
Absorbo tu aliento y doy eco a tu nombre.
Se escucha a lo lejos la campana
que da la bienvenida.
Entra y cierra la puerta.
Hablemos en silencio.
¿Te gusta lo que escuchas?
El susurro juega con nuestras palabras.
Nos damos la mano.
Subimos cada escalón.
Se abre las cortinas.
Incrementan los aplausos.
Nos miramos.
Allí frente a todos rompimos nuestros miedos.
Entonces vi tu cara por primera vez.
Eras como escuché y aún mejor de cómo te soñaba.
Ya no hay cenizas,
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